EL POTHOS Y SUS CUIDADOS
El Pothos, scindapsus aureus, es considerado por muchos como una excelente manera de empezar a cultivar plantas de interior. Sus cuidados son muy fáciles ya que es muy poco exigente. Esta preciosa planta añadirá un poco de verde en tu casa y te ayudará a desintoxicar el ambiente y aportará un nivel básico de humedad.
Es una planta originaria de las Islas Salomón, cuyos ejemplares jóvenes se utilizan como ornamentales en la decoración de interiores. Los ejemplares adultos llevan grandes hojas recortadas análogas a las del Philodendron pertusum.
Sus hojas enteras ovales llevan grandes manchas jaspeadas de color amarillo o blanco crema que resaltan del color verde de las mismas, sobre todo en situaciones soleadas.
Necesita un ambiente templado y húmedo, cultivándose en tierra con un poco de turba, aunque su cultivo es muy fácil y suelen prosperar en una amplia gama de entornos. Les va bien la luz brillante indirecta y también se desarrolla en ambientes con poca luz. Los puedes plantar en suelos fértiles o incluso hacer que los esquejes echen raíces y desarrollarlos en un vaso con agua. Lo que no les va bien es la luz del sol directa. Cuanta más luz tengan, irán incrementando sus características manchas blancas y por el contrario en ambientes más oscuros se irán volviendo más verdes uniformemente.
Conviene colocar una espaldera a la planta para permitir que sus tallos de carácter lianoso se enreden en ella dando una mayor consistencia a la planta o, en caso contrario, utilizarla como planta colgante.
El pothos es una planta venenosa si se ingiere, aunque rara vez causan daños muy grandes. Contiene oxalatos de calcio, por lo que causaría irritaciones cutáneas y vómitos. Hay que tener cuidado en que no la ingieran los niños y de igual manera los animales, en los que causa los mismos daños.
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