PLANTAS MÁGICAS
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sábado, 11 de octubre de 2014

RECETAS: ELIXIR DE BAYAS DE ENEBRO PARA ABRIR EL APETITO

 


Puedes utilizar este elixir en el tratamiento de la inapetencia. La dosis es un vasito o una cucharada un ratito antes de las comidas.

Se prepara con 240 grs. de bayas de enebro, las cuales se machacarán ligeramente en un mortero de piedra.

 

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jueves, 7 de agosto de 2014

LAS FLORES AFRODISÍACAS EN LA ANTIGÜEDAD


Los médicos de la India conocían perfectamente la virtud de muchas plantas y hierbas, las cuales empleaban para preparar sus poderosos filtros. Se dice que entre los brahamanes el "soma" era una de sus bebidas sagradas y uno de los remedios que se empleaban para producir el estado extático, en el cual el adepto parecía elevarse en espíritu por encima de las regiones terrestres  y alcanzaba la unión con Brahma, el dios supremo. Otras plantas que gozaban del favor de los magos hindúes eran el mango, el jazmín, el ampac, el loto y la asoka, todas ellas candidatas en la composición de filtros de amor.

En cualquier manual de botánica se nos dirá que la flor está conteniendo el conjunto de los órganos reproductivos de algunas plantas, en concreto de las fanerógonas. Sin flores, el ciclo de la vida no sería posible, y tal vez por esta razón han sido utilizadas para los mismos fines por los humanos: reproductivos. Aunque también placenteros, lúdicos, sexuales y amatorios, porque no siempre van unidos estos conceptos.

En los herbarios medievales tenían un apartado especial para este tipo de sustancias afrodisíacas que la mayoría de las veces eran potingues nauseabundos que acababan con el dinero (y a veces la salus e incluso la vida) de cualquiera. En muchos de estos brebajes se utilizaban flores machacadas o maceradas, flores que tenían fama de aumentar la potencia o el apetito sexual de los que recurrían a estas dudosas prácticas de magia. Se puede decir que era un negocio rentable.
 
Ciertamente, los tres reinos de la naturaleza han proporcionado numerosos materiales y sustancias para la preparación de recetas sexuales (polvo de cantárida, piedra astroita, hipómanes, lengua de víbora, sangre de murciélago, y demás vomitivos). Antiguamente se preparaban con un vino al que añadían las hierbas dejadas un tiempo en maceración. De este modo se obtenían pomadas, ungüentos, colirios, electuarios y brebajes mágicos, algunos de tan mal olor como repugnante sabor, y desde luego, carísimos.
 
Entre las flores que eran requeridas para realizar estas mezclas con el exclusivo fin de reforzar la potencia sexual, se pueden citar entre otras, el muérdago, la ortiga (emblema de la lujuria), la albahaca, la almizcleña, el azafrán, el orégano, el cilantro, la correhuela (mezclada con vino), la damiana, el lúpulo, el narciso, la valeriana (con su refrán "si quieres tener a la mujer sana, dale raíz de valeriana), el pensamiento (filtro amoroso de las hadas). Como es de suponer, algunas tienen más eficacia que otras. En este blog las iremos tratando todas.
 
Chismes y rumores no faltaban antiguamente. En el siglo XVIII, el rey de Polonia  Stalislas Leszczynki, tomaba cada mañana una taza de infusión de aspérula olorosa para mantenerse en buen estado de salud. Hoy en Bélgica, Alsacia y Alemania, se utiliza esta planta en maceración para obtener y fabricar un vino, llamado mainein, acreditado por sus virtudes tónicas y digestivas.



 
 
 

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miércoles, 6 de agosto de 2014

LAS FLORES Y LAS HADAS

 
En numerosos cuentos existe la costumbre de asociar a las hadas, ninfas y elfos con las flores. Nos dicen que sirven de cobijo, de vestuario, de alimento y hasta de medicina a todos estos espíritus de la naturaleza. Por ejemplo, las denominadas "doncellas del musgo", habituales en el norte de Europa, aseguran que poseen conocimientos secretos sobre las propiedades curativas de todas y cada una de las plantas de los bosque en los que habitan, enseñando a sus protegidos como deben utilizarse y en que momento. Algún que otro relato afirma que saben donde crece una flor de color azul, analgésica, llamada "no duelas más", de una valiosa utilidad en los partos.

El Español Vicente Beltrán Anglada, autor de varios libros en los que aborda el mundo de los ángeles y las hadas, cree que existe un increíble número de tonos cromáticos respecto a las hadas de las flores, ya que es muy numerosa la lista de especies florales en el reino vegetal. En todos los lugares donde abundan las flores, los árboles frutales y las hierbas aromáticas, hay, según su expresión "hadas pintando las flores".

El papel principal y cósmico de estos seres, sería el de encargarse de desarrollar las formas individuales de las flores y otras especies vegetales, utilizando para ello el modelo proporcionado previamente por "los Devas de la Naturaleza". Algunas leyendas dicen que ciertas flores y plantas están relacionadas con un importante secreto de los seres mitológicos, los cuales no pueden revelarse bajo ningún concepto a los seres humanos.

El teósofo Charles Leadbeater. gran conocedor de este mundo encantado, llegó a afirmar de las hadas que:

"No sólo admiran, con una intensidad que no podemos comprender, la belleza de una flor o de un árbol, la delicadeza de sus colores o la gracia de su forma, sino que experimentan un gran interés y un profundo placer respecto a todos los procesos de la naturaleza: la formación de la savia, la eclosión de los pimpollos, el desarrollo y caída de las hojas. Se preocupan también por la vida de los pájaros y de los insectos, por la formación de los huevos y por el desarrollo de las crisálidas".

Cuando el hombre pueda extraer la pura esencia de las flores habrá encontrado el alimento favorito de los pequeños dioses de la naturaleza: el de las hadas. Esto en parte se ha conseguido con los elixires florales. Para muchos estudiosos del tema, no hay duda de que los espíritus elementales de la naturaleza se alimentan de las excrecencias aúricas de las resinas de los árboles y de sus perfumes, absorbiendo sus emanaciones con deleite, por lo que suelen aceptar gustosos obsequios altamente perfumados.

Pero no solo de esencias vegetales se alimentan las hadas, que alcanzan edades de 600 años o más. También lo hacen de etéreas sustancias que emanan directamente de la carne o sangre de determinados animales. Escribe el Reverendo Kirk de Aberfoyle en "La Comunidad Secreta" (1692), que los habitantes subterráneos (o fairies) traspasan con sus armas a las vacas y a otros animales, y se llevan su sustancia más pura, esto es, sus componentes aéreos y etéreos, para nutrirse de ellos. Y algo similar podría decirse de las plantas. Por lo general, se alimentan de quintaesencias y esencias etéreas porque no comen alimentos sólidos.

Existen aspectos sumamente curiosos que ocurren con algunas flores relacionadas con el mundo faérico, como el hecho de que ingiriendo algunas muy concretas (como las prímulas o el serpol) se tiene la capacidad de "ver" el mundo de las hadas y acceder a sus secretos.
 
 
 

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jueves, 27 de marzo de 2014

ARTEMISA ABSINTHIUM (AJENJO)

 
 
 
 
Dice el Dr. Marinus de Waal:

El ajenjo es uno de los remedios más antiguos. Ya en el año 1600 a.C. en Egipto se conocía como tal. La Artemisa Absinthium, planta de la familia de las compuestas, era originaria del sur y centro de Europa, y del oeste y el norte de Asia. Es una hierba principalmente usada como alimento para el ganado. Su nombre en inglés, wormwood (worn “gusano”), sugiere ya sus propiedades vermífugas.

Las cabezuelas de las flores del ajenjo contienen el alucinógeno santónico, un aceite volátil, y un principio amargo, la absintina. Las inflorescencias en forma de racimo se usan en la destilación de licores para elaborar el ajenjo, que si se bebe en exceso, tiene un efecto dañino y causa delirio. El aceite esencial es de color verde y a él debe el ajenjo su famosa presencia.


El sabor intenso y amargo del ajenjo dio a los autores de la Biblia muchas oportunidades de compararlo con los aspectos desagradables de la vida. En los Proverbios se da una advertencia sobre las relaciones con mujeres desconocidas, que conducen a la ruina:

Miel destilan los labios de la mujer extraña,
Y es su paladar más suave que el aceite.
Pero su fin es amargo como el ajenjo,
Punzante como espada de dos filos.
(Proverbios 5, 3-4)

Por el castigo que el Señor da a los falsos profetas se hace evidente que el ajenjo era considerado algo muy desagradable:

… He aquí que les daré a comer ajenjo
y les daré a beber agua envenenada,
porque de los profetas de Jerusalén
ha salido la corrupción para todo el país.
(Jeremías 23, 15)


La Artemisa tiene nombre de diosa griega, ya que sus flores y el resto de la planta han tenido desde tiempos inmemoriales virtudes extraordinarias.


Artemisa, la hermana gemela de Apolo, en la posterior mitología romana, pasó a ser llamada Diana y ésta es, tanto en su nombre como en sus costumbres (protectora de la naturaleza y reina de los animales de los bosques) la antecesora de nuestras actuales hadas. Artemisa ha sido considerada como la diosa salvaje de la naturaleza, con arco y flechas de oro forjadas por Hefestos y los cíclopes, siendo considerado su culto derivado de la Gran Madre Tierra o Gaia, dice Jesús Callejo en su libro Historia Mágica de las Flores.



Se menciona en el Herbarium de Apuleius Platonicus, el más extenso de los manuscritos médicos anglosajones (se cree que fue compuesto entre los años 1000 y 1050 d.C.) donde se dice de ella:

 
“La hierba fue hallada primero por Diana y dada a Quirón el centauro, el cual descubrió sus propiedades y las dio a conocer a los hombres”


Se empleaba en los hechizos para ahuyentar a los demonios acechadores y neutralizar los efectos del mal de ojo.
 
Plinio dice que “si el caminante lleva esta hierba encima no sentirá fatiga y no podrá ser dañado por ninguna sustancia ponzoñosa ni por ninguna fiera, ni siquiera por el mismo sol”


Para Paracelso el ajenjo es vermífugo y febrífugo. Produce insomnio y alucinaciones terroríficas en las personas muy nerviosas. En la botánica oculta es el receptáculo del astral inferior. Sus flores secas y quemadas se impregnan como un poderoso perfume de los seres infernales. Su planeta es Marte y pertenece al signo zodiacal de Capricornio.


Tusser (1577) recomienda poner artemisa en los armarios para ahuyentar a los insectos, las polillas y las pulgas.


Según los antiguos, el ajenjo contrarrestaba los efectos del envenenamiento por cicuta, hongos y la mordedura del dragón del mar.
 
La planta era de cierta importancia entre los mexicanos, quienes celebraban su gran fiesta de la diosa de la sal con una gran danza ceremonial de las mujeres, que llevaban en sus cabezas coronas de Ajenjo.


Esta planta solía ser muy solicitada en las cervecerías para usarlo en lugar de lúpulo.
 
Las hojas del ajenjo resisten muy bien la putrefacción y han sido por ello un ingrediente principal en fomentos antisépticos.


Dice un viejo encantamiento de amor:
 
El día de San Lucas, tomar flores de caléndula, una ramita de mejorana, tomillo y un poquito de ajenjo. Se secan en la lumbre, se reducen a polvo y se tamizan. Luego se deben hervir a fuego lento y se añade una cucharada de miel y otra de vinagre. Con esta mezcla se debe ungir la persona antes de acostarse para soñar con su futura pareja, diciendo tres veces:

 
“San Lucas, San Lucas, sé amable conmigo
y en mis sueños, a mi verdadero amor déjame ver”


La Artemisa junto con el hipérico, son las dos plantas solares por excelencia, algunos incluso confunden a la hierba de San Juan con ella, cuando realmente es el hipérico la verdadera hierba del santo.
Las dos cobran protagonismo en la noche de las hogueras para la realización de sus rituales en la noche más corta del año. No hay que olvidar que recogida con el rocío de esa madrugada y luego puesta en una bolsita, se utiliza como un excelente protector del mal de ojo.


El ajenjo es portado como amuleto, quemado como incienso y utilizado en pociones mágicas para fortalecer los poderes psíquicos, proteger contra los encantamientos, conjurar espíritus (sobre todo en cementerios y sesiones espiritistas) y contrarrestar venenos. También se le atribuye la facultad de proporcionar sabiduría.

Medicinalmente, su difusión en los últimos tiempos se debe a sus virtudes aperitivas y estomacales. El vermut es un licor a base de ajenjo, pues Wermuth es precisamente el nombre alemán de esta planta.


En el siglo pasado, cuando todavía se empleaban muchos remedios de forma empírica, sin un conocimiento de sus verdaderos efectos, se pensó que el estimulante licor de ajenjo, obtenido por maceración en alcohol, era una panacea. Hasta tal punto se abusó de él, especialmente en Francia, que se produjeron graves intoxicaciones agudas y crónicas, e incluso muertes, como la del poeta francés Verlaine.

 
Elixir o agua de San Jerónimo:


El ajenjo forma parte de los ingredientes de la famosa agua de San Jerónimo. Y aunque es un apartado largo, merece la pena reproducirlo en su totalidad porque es una de las historias, receta incluida, que no deben perderse. Dice la Nueva Enciclopedia de las Ciencias Ocultas:
 
Parece que un extranjero comunicó a un religioso de San Jerónimo toda la composición del susodicho remedio, el cual, por la devoción a tan grande doctor, se ha levantado con el nombre del “Agua de San Jerónimo”.
Sus raros y prodigiosos efectos, así para las dolencias externas como internas, le granjearon tal estimación y aprecio, que desde los principios se empezó a esconder y guardar como un gran tesoro.
Muchos con exquisitas diligencias trabajaron en su descubrimiento, pero infructuosamente, porque aunque por orden de Sr. Deán de Córdoba, o a vuelta de dicha orden, se imprimió y dio a luz la receta original, que el Rdo. Prior de San Jerónimo había comunicado al Hospital cordobense del Sr. Cardenal, no obstante no llegaba su noticia sino a tal cual personaje.


Ahora, pues, que por raro camino ha venido a mis manos, no solo dicha receta, sino también una segunda (que es la que está en práctica en tal cual paraje, y con gran secreto, por los mismos efectos prodigiosos que los de la primera receta impresa), se pondrán aquí entrambas recetas con toda distinción y claridad y con sus notas convenientes, para que todos puedan lograr un remedio, en estos tiempos tan apreciado y estimado por todos aquellos a cuya noticia han llegado sus raros y especiales efectos contra mil géneros de achaques y enfermedades.
 
Esta receta, que es la impresa y la que se tiene por legítima y verdadera, trasladada al pie de la letra, con su rótulo o título dice así:
 
“Receta admirable y sin igual del Agua de San Jerónimo, su composición y modo metódico de ejecutarla, que el Reverendo P. Prior dio original a dicho Hospital, y es remedio para todo lo que vocea la experiencia.
“Se tomarán doce cuartillos de espíritu de vino acabados a prueba de pólvora, y se echarán en una redoma, infundiéndoles los géneros siguientes: higos negros, agallas de ciprés, raíz de lirio, bayas de laurel, bayas de junípero (es el enebro), raíz de peonía, genciana, raíz de perejil, piñones, almendrás, aristoloquia, pelitres, pinillo oloroso, cíperos, jengibre, cálamo aromático, suelda y consuelda, quina y lignum áloes, de cada cosa dos onzas.
“Todas estas cosas se molerán y las que no, se pisarán y se echarán  en los espíritus por ocho días; se moverán de cuando en cuando, y al cabo de dicho tiempo se destilará todo al baño de María, hasta que no queden espíritus, y en dichos espíritus destilados se volverán a infundir los géneros siguientes: pericón y su semilla, salvia, romero, balaustrias, anís, ajenjo, hierbabuena, cáscaras de cidra, centáurea mayor y menor, mejorana, eneldo, calamento, artemisa, matricaria, albahaca, agnocasto, cardo santo, betónica, azafrán, acíbar, sangre de drago, cubebas, nueces moscadas, pimienta negra, blanca, larga, espinacardo, macías; de todo cosa onza y media.
“Todos estos géneros se molerán y cernerán, y estando en infusión (como queda dicho) y removíéndolos por seis días, todo ello se destilará al baño de María, según se dijo anteriormente, y de nuevo se volverán a infundir en los espíritus los simples siguientes: flor de hipericón, rosa, flor de romero, orégano, poleo, espliego, flor de lirio, flor de cantueso, flor de manzanilla, canela, clavero, flor de saúco, de cada cosa una onza; confección de jacintos, seis dracmas; triaca magna, media onza; aceite de trementina, aceite de miel, de cada cosa tres dracmas.
“Todo bien molido y preparado, se echará en los espíritus anteriormente destilados; se tendrá en infusión por cuatro días, removiéndolo de cuando en cuando; se destilará por dicho baño hasta su sequedad, y guardado en redoma, se le echarán para la tintura dos dracmas de almizcle y de estoraque, calaminta, benjuí almendrado y bálsamo, de cada cosa seis dracmas; se meneará hasta tanto estos géneros se hayan disuelto en los espíritus, y después se filtrarán para que estén muy claros y transparentes, y se guardarán para su uso.”


Hasta aquí y no más, toda la receta del agua de San Jerónimo. Para muestra de cómo se trabajaba la medicina en la antiguedad, con que paciencia y dedicación, aunque no siempre con los resultados más efectivos.




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sábado, 8 de marzo de 2014

RECETAS: ELIXIR DEL HERMANO GASPAR ANTONIO (JESUITA)



Los sabios de todos los tiempos han consagrado gran parte de sus afanes en hallar el secreto de alargar la vida, dentro de los límites que la naturaleza humana permite, habiendo habido ilusos que, creyendo posible pasar de esos límites, soñaron con el elixir de la juventud eterna. Error profundo. La vida normal de un hombre, viviendo honestamente y alejado de los inquietantes negocios del sigo, puede alcanzar la edad de cien años, y si sabe gobernarse, puede vivir diez y hasta veinte años más.
 
Por distintas maneras de portarse, algunas personas han conseguido una vida muy larga, disfrutando al tiempo de salud inmejorable. Coinciden los informes recogidos en que la base de esa longevidad es la higiene, y que, sobretodo, en la alimentación debe presidir la sobriedad (no la escasez) y una preferencia por el régimen vegetariano.
 
Si además de tener en cuenta los sanos principios que tienden a la conservación de la salud, hacemos uso de determinados elixires, nuestra vida puede alcanzar el máximo de duración, como consiguieron muchísimos hombres y mujeres, cuyos nombres han pasado a la historia por su asombrosa longevidad.
 
Tengo varías fórmulas de esos elixires prodigiosos, todos ellos fáciles de preparar; y como todos son de agradable sabor y de ninguna manera perjudiciales voy a dar su composición recomendándolos como eficaces.
 

ELIXIR DEL HERMANO GASPAR ANTONIO, DE LA SAGRADA COMPAÑÍA DE JESÚS:
 
Este hermano vivió ciento diez y nueve años, sin dejar de usar un solo día la siguiente fórmula:

Flores de naranjo ………………………………….   2  partes
Flores de jazmín   ………………………………….  1       
Ruibarbo               ………………………………….  2       
Genciana              ………………………………….  1      
Enebro                  ………………………………….  4      
Azúcar cande       ………………………………….  25      
Azúcar Blanco      …………………………………..  ½      
Agua de lluvia       ………………………………….  50      "
Alcohol de 22º      …………………………………. 100      

 

 
Pruébalo y si este no te gusta… próximamente publicaré más.




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