AJOS MÁGICOS
Al ajo, se le atribuyen poderes mágicos en casi todas las creencia populares. Aunque es una planta bulbosa cultivada en tierra, se dice en una antigua historia que enlaza el mito con la leyenda, o con verdades muy fantásticas, que fue traído a nuestro planeta por visitantes de otros mundos del espacio exterior.
Sin necesariamente descartarse esta fantasía, lo cierto es que el ajo fue para los griegos una especie de panacea que curaba múltiples padecimientos y enfermedades. Hace 25 siglos aproximadamente, lo llamaron "rosa punzante" y después, en el transcurso de los tiempos ha recibido otros nombres en diferentes latitudes del planeta como "Amuleto para Brujos", "Filtro de Amor" y otros.
Todos estos títulos, sin embargo, los merece nuestro rudimentario y común ajo, toda vez que a parte de servir para el aliño de nuestros alimentos posee poderes extraordinarios.
Antes de los griegos, el ajo era ya conocido hace 4.550 años, en Babilonia. Allí le daban distintos usos, comidas, preparados y ungüentos para diferentes enfermedades. Era una especia de "tiro seguro" contra los parásitos. La llamada Tenia ("solitaria") es extraída a base de un preparado con ajos.
En el antiguo Egipto, este bulbo medicinal y maravilloso, era usado en la preparación de cadáveres, toda vez que así (era la creencia) se protegía la parte espiritual de las personas que habían desencarnado.
Se relata así mismo, que quienes tenían la posibilidad de conseguirlo en grano fresco, lo dibujaban o bien lo amalgamaban en cemento u otras materias para colocarlo en las tumbas.
En una de estas historias antiguas se narra que en la tumba del faraón Tutankamon se encontraron 7 bulbos de ajos naturales muy bien conservados, lo que prueba dos cosas: que el ajo tiene un poder hasta ahora misterioso, esotérico y maravilloso y que los antiguos sabían trabajarlo con un método que tenía mucho de ciencia oculta, hechicería, en suma, en poderes que daban al ajo una connotación de alto beneficio para sus trabajos.
EL AJO MACHO
Se llama ajo macho, al grano gigantesco que solo representa el bulbo, porque como todos saben el ajo está integrado por varios granos, pues bien, el llamado ajo macho es un solo grano gigantesco, que usado para diferentes iniciaciones mágicas en religiones, en prácticas esotéricas y para buena suerte.
Se dice que a los obreros que trabajaron penosamente en la construcción de las pirámides, entre ellas, la mayor denominada de Keops, les suministraban el ajo con el propósito de estimularlos. Esta práctica casi se hizo obligada y después de un tiempo, cuando por escasez del producto se suspendió la dieta del ajo a los trabajadores, se cuenta que los obreros realizaron una huelga hasta que los servidores del faraón consiguieron más ajo fresco.
Los soldados romanos también usaron profusamente el ajo, antes y después de cada batalla. Los deportistas en Grecia, antes y después de las Olimpiadas, también lo consumían como una planta maravillosa con "dientes poderosos" que ayudaban al triunfo.
Algo que se puede afirmar sin reserva y que por lo demás es de dominio científico, es que el ajo es un agente que actúa como control del flujo sanguíneo de las arterias. Sirve de sedante, calma los nervios, es estimulador de las funciones metabólicas y en muchas culturas es considerado como un agente que favorece las funciones sexuales del individuo.
Plinio, el sabio romano, dio tanta importancia al ajo que en un estudio importante que hizo a la planta, produjo 61 fórmulas para la curación de diferentes enfermedades y dolencias, entre estas, la mordedura de serpientes, para las que sirve como severo antídoto. Así mismo, para curar problemas de hemorroides, úlceras gástricas y otras. Entre las fórmulas de Plinio, también, se encuentran unas para el asma, convulsiones de distinto origen y hasta para el simple catarro que, en su época, cuándo no se conocían los antibióticos, era una enfermedad respetable.
Los curanderos en todas las épocas han usado el ajo. Unas veces lo han acompañado con el limón, otras con cebolla o con ambas.
Los chinos que son una raza milenaria, se dice, son los que mejor conocen el ajo y sus efectos maravillosos sobre la salud de los seres humanos. Ellos lo usan comúnmente como sedante o como elemento para calmar las tensiones.
En Europa y otras latitudes del planeta se ha usado también ligado con el limón contra epidemias que, como el cólera, en un tiempo azotaron la vida en extensas áreas rurales de nuestro mundo.
Señalan los europeos que al machacarse el ajo genera un poderoso antiséptico que durante las dos últimas guerras por carecer de medicamentos indicados, fue usado el ajo para curar heridas y evitar la septicemia y la gangrena.
Al principio de la década de los 50, en laboratorios rusos se comprobó que el zumo de ajo era capaz de destruir en tres minutos un cultivo de bacterias.
Además, es usado para reducir el nivel de azúcar en la sangre por lo que ha sido siempre muy apreciado por los diabéticos y por aquellos que combaten con ajo el colesterol que se acumula en el interior de las arterias.
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