LA MANDRÁGORA (Mandrágora Officinarum)
La Historia de esta planta va ligada a las más sombrías leyendas sobre todo en la Europa Medieval, donde para empezar, se situaba su origen justo a los pies de la horca donde había sido ajusticiado algún hombre y la planta crecía de las gotas de semen producidas en la última erección y eyaculación del ahorcado. Pero no hay que adelantarse porque hay muchísimas más referencias anteriores de esta planta…
La mandrágora, cuyo nombre botánico es mandrágora officinarum, es muy común en todas las regiones mediterráneas. Prácticamente no tiene tallo y las hojas y flores crecen de la superficie de la raíz. La parte exterior puede llegar a superar el metro de altura. Sus hojas son pecioladas, de un bonito color verde, las flores de color violáceo y sus frutos (bayas) amarillos. Pertenece a la familia de las solanáceas y sus raíces son gruesas y bipartitas.
La principal evidencia de uso de la mandrágora en Egipto, es sospechosa de ser falsa por un error de traducción que podría cambiar el término mandrágora por el de un mineral, el hematite, con lo que solo quedarían algunas pinturas de plantas muy parecidas a la mandrágora. Es posible que los egipcios recibieran extracto de mandrágora importada y las representaciones de la misma se basaran en las descripciones de la planta en lugar de ser observadas de primera mano.
De lo que no hay ninguna duda es de que en el Antiguo Testamento, se hace referencia a ella. La Biblia habla de la mandrágora en cuatro ocasiones, tres en el libro del Génesis y otra en el Cantar de los Cantares (Cantar de los Cantares de la Biblia católica).
Génesis 30:14 - 16
Y fue Rubén en tiempo de la siega del trigo, y halló mandrágoras en el campo, y las trajo a Lía su madre. Entonces Raquel dijo a Lía: Dame, te ruego, las mandrágoras de tu hijo. Y Lía le contestó:
¿Te parece poco que me hayas quitado el marido que quieres quitarme las mandrágoras de mi hijo también?
Y dijo Raquel:
Pues dormirá contigo esta noche a cambio de las mandrágoras de tu hijo. Y cuando Jacob volvía del campo a la tarde, salió Lía a recibirle y le dijo:
Debes llegarte a mí, porque ciertamente te he alquilado por las mandrágoras de mi hijo. Y él durmió con ella aquella noche.
Se decía que las pociones de amor preparadas con raíz de mandrágora tenían el poder de proporcionar la fertilidad. El mismo efecto se atribuye a las bayas amarillas (dudaim) que produce la planta. Posiblemente éste sea el origen del nombre de la planta en hebreo, derivado de una palabra que significa “amor”. Por esta razón le pidió Raquel estas bayas a Lía.
Sin embargo, de acuerdo con el folclore hebreo, lo que Rubén se encontró en el campo, fue un burro muerto, que había sido atado a unas mandrágoras, y tratando de escapar de sus ataduras, había arrancado las mandrágoras y se secaron. Este puede ser el comienzo de la historia del grito que fue, casi con toda seguridad, quedó perpetuado como un método para evitar el robo de una planta valiosa.
En el Cantar de los Cantares, el esposo habla de esta planta a su esposa cuando la invita a unirse a él en una agradable caminata al aire libre:
“Y allí te daré mis amores.
Ya dan sus aroma las mandrágoras”.
Uno de los tratados más completo de plantas medicinales sigue siendo la obra del malagueño Ibn Beithar, escrita en el siglo XIII. El herbolario árabe, se refiere a la mandrágora como “vela del Diablo” quizá refiriéndose al aspecto brillante de la planta por la noche (fenómeno frecuentemente producido por las luciérnagas). Por este mismo motivo también se le llama “la lámpara de los Elfos”. También según Ibn Beithar, el rey Salomón, llevaba en su famoso anillo una pequeña porción de esta planta y gracias a su poder podía dominar a los genios.
Otros eruditos árabes afirman que Alejandro Magno utilizó los poderes mágicos de esta planta en su conquista de Oriente y que cura numerosas enfermedades, entre ellas la pérdida de la memoria. El nombre árabe de la mandrágora es Abdul Salam, “siervo de la salud”.
La raíz de mandrágora se utilizó para la invulnerabilidad, para descubrir los tesoros, y como amuleto para el embarazo Cuando estaba bien preparado también podría ser utilizado como un afrodisíaco.
En La Odisea de Homero, se dice que la hechicera Circe había utilizado una poción mágica hecha de jugo de mandrágora para primero inflamar a los hombres de amor y luego convertirlos en cerdos. Los griegos le pusieron el nombre de “la planta de Circe” en su honor y desde entonces se le ha relacionado con brujas y las artes mágicas.
Mandrágoras, también es el nombre que se da a los tipos de espíritus o demonios asociados con la planta, en particular con la raíz cuando tiene forma humana. Se dice que estos seres sobrenaturales toman la forma de hombres barbudos con piel negra. Ellos rondan secretamente entre la población humana, haciendo maldades y son solicitados por los hechiceros a quienes asisten en la práctica de la magia negra.
En los tiempos de la Inquisición se creía que las mandrágoras eran los diablillos de las brujas y los brujos junto con los tradicionales gatos y sapos.
Ya me he referido a que en la Europa Medieval se le atribuía el nacimiento a las gotas de semen de los ahorcados, pero dependiendo según en que país. En unos, el ahorcado era lógicamente un criminal. En otros como en Gales y Alemania, para que creciera la mandrágora el ahorcado tenía que ser un ajusticiado inocente y la planta no crecía del semen, sino de sus lágrimas.
Lo más importante, era el ritual de recolección para que la mandrágora fuera apta para ser utilizada con fines mágicos. Y este sin duda lo conocen todos los fans de Harry Potter, ya que en la película Harry Potter y la Cámara Secreta se recrea bastante fielmente:
Los estudiantes toman precauciones especiales a la hora de trasplantar las mandrágoras, porque estas se resisten a ser arrancadas de la tierra y sus terribles gritos matan a cualquiera que esté cerca. Para extraerlas con seguridad tienen que cavar a su alrededor con una espada hasta dejar al descubierto la raíz. Luego hay que atarla a un perro muerto de hambre y ofrecerle comida desde lejos para que tire de la raíz. Una vez que ya está extraída, la mandrágora es inofensiva y se puede recoger de forma segura. El problema es que el pobre perro que no tiene culpa de nada, muere por tan terribles gritos. Eso sí, por su gran sacrificio enterrado con honores en el mismo hueco que dejó la raíz.
A continuación se recoge la planta, se lava en vino tinto, se envuelve en seda roja y blanca y se pone en un ataúd, sin olvidarse de bañarla todos los viernes y ponerle su ropita blanca cada luna nueva.
El ritual que yo conozco es prácticamente igual, las variantes son que en vez de ponerla en un ataúd, se la acuesta en una cunita pintada de color dorado, los baños en vez de vino tinto son de leche, y se alimenta a diario con unas gotitas también de leche.
Otra variante es que la mandrágora de Harry Potter contestará a las preguntas de secretos y del futuro, y según el ritual que yo conozco, lo que hará será convertirse en un poderoso guardián de su dueño y poniéndole algunas joyas o monedas en su cunita, atraerá el oro.
En Antioquia de Siria y en Cilicia Mersina, existe la fabricación de unos talismanes muy curiosos. Como a veces la forma de la raíz de la mandrágora no es la deseada (no siempre tiene forma de hombre o mujer), se recortan y presionan las raíces mientras aún están frescas, es decir se modelan, y se vuelven a enterrar un tiempo hasta que las cicatrices se curan, entonces se vuelven a desenterrar y se dejan marchitar y secar. Las huellas de la manipulación desaparecen casi totalmente y queda formada una maravillosa raíz con forma totalmente humana y que alcanza unos precios exorbitantes.
Para los wiccas, la mandrágora es una de las hierbas tradicionales del Sabat del Samhain (Halloween) y es sagrada para las siguientes deidades: Afrodita, Diana, Hécate y la legendaria hechicera teutona conocida como la Doncella Airauna.
La auténtica mandrágora europea es extremadamente difícil de conseguir en América. La mandrágora que se consigue en tiendas ocultistas y de hierbas de Norteamérica es de hecho una planta nativa que se llama “manzana de mayo” o podofilo (Podophyllum peltatum) que no está relacionada con la mandrágora europea.
De cualquier forma las raíces de mandrágora alcanzan unos precios altísimos en el mercado, supongo que por lo difícil de su nacimiento (ahora que la horca apenas se utiliza) o de su recolección, porque ya sabemos que sus gritos son tan terribles que pueden provocar la muerte…
La mandrágora es tóxica en extremo, por lo tanto no hay ningún uso medicinal recomendado. Los efectos de su consumo son similares a los producidos por la belladona pero dado que es una planta muy escasa y difícil de adquirir no hay muchos casos de envenenamiento por su consumo. 250 grs. de mandrágora, pueden provocar la muerte de una persona.
Solo me queda añadir para los estudiosos e interesados en el Manuscrito Voinych, que la mandrágora es una de las plantas que parecen estar reflejadas en él, aunque como todavía no ha sido descifrado, nos quedamos con las ganas de saber si es realmente ella o no. Aquí pongo unas imágenes para que vosotros decidáis si se parece o no… ¿a que si?
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