LA ENFERMEDAD Y LOS MÉTODOS DE CURACIÓN BÍBLICOS
Hay referencias directas a muchas enfermedades específicas en la Biblia aunque se suele dar el mismo nombre a diversas molestias. Se citan numerosas dolencias, enfermedades de la piel, perturbaciones mentales, etc. cada una de las cuales tiene, en la actualidad, su propio nombre. Fiebre, sarna, peste, lepra, tuberculosis, ceguera, parálisis, caries, disentería y enfermedades causadas por lombrices son algunas de las que se mencionan en diferentes partes de las Sagradas Escrituras.
A causa del temor a volverse impuro por el hecho de tocar cuerpos muertos, los israelitas no hicieron estudios de anatomía y, en consecuencia, no establecían distinciones notorias entre los distintos tipos de dolencias.
En aquel tiempo se conocían algunos métodos solo para curar unas pocas enfermedades y las referencia a estos métodos son escasas en la Biblia. A pesar de que se menciona cierto número de baños de agua y algunas plantas y productos animales, lo que se suele hallar en ella son referencias a remedios o bálsamos sin una específica descripción de sus componentes.
Así pues, dijo Yavé:
Era incurable tu herida,
tu mal, sin remedio.
Nadie se cuidó de curar tu herida,
no había remedio para curarte.
(Jeremías 30,12-13)
Jeremías que pronunció sus profecías en el siglo VII a.C. también hablaba de medicinas y bálsamos, y subrayó claramente sus preferencias por estos últimos, cuando mortalmente herido en el campo de batalla, desafió burlonamente a Egipto:
¡Sube a Galad en busca de Bálsamo
virgen hija de Egipto!
En vano multiplicaréis los remedios,
no hay cura para ti.
(Jeremías 46,11)
Teniendo en cuenta las estrictas normas de higiene que seguían los antiguos israelitas, es comprensible que, en primer lugar, se prescribiera el agua como medicina, tanto para uso interno como en forma de lavados y baños.
En el Levítico, el Señor ordena reiteradamente que debe lavarse la ropa de cama y las colchas que han sido contaminadas por una persona enferma. Se deduce también, por la queja de los hijos de los profetas de Jericó a Eliseo, que el agua fresca era muy apreciada por todos: "El sitio de la cuidad es bueno, como lo ve mi señor, pero las aguas son malas..." (2 Reyes 2,19). Entonces Eliseo renueva dichas aguas realizando uno de sus milagros.
... Y yendo a la fuente de las aguas, echó en ellas la sal,
diciendo: "Así dice Yavé: Yo saneo estas aguas
y no saldrá de ellas en adelante ni muerte ni esterilidad"
(2 Reyes 2,21)
Los pueblos que aparecen en la Biblia solían tomar bebidas alcohólicas preparadas por medio de la fermentación de una variedad de materias primas; así encontramos referencias al vino de uvas y al vino de dátiles, que se utilizaba como purgante.
Mediante la oxidación del vino se preparaba un vinagre que, una vez mezclado con aceite y otros ingredientes, se usaba como remedio. También se aplicaban varios tipos de aceite, interna y externamente. Y un número relativamente elevado de sustancias vegetales y animales tenían una doble utilización, medicinal y doméstica. Muchas de ellas se utilizaban para los mismos fines, por lo qué, los describiré por separado. Por ejemplo, la miel era muy popular; y la bilis de pescado era un remedio muy conocido para los ojos. También aparecen como remedios medicinales algunas drogas analgésicas, así como fumar, en tanto que el efecto favorable de la música en las personas mentalmente perturbadas era de sobras bien conocido: un ejemplo de ello es el de David, que tocaba la cítara para Saúl.
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