PLANTAS MÁGICAS

lunes, 10 de marzo de 2014

JARDINERÍA: LOS GERANIOS



El Pelargonio es originario de Africa del Sur, vegetando espontáneamente en la región de El Cabo, siendo introducido por los misioneros que habían circunnavegado África.



El primer cultivo serio de que se tiene noticia fue realizado en Inglaterra por la duquesa de Beaufont, pero con resultados mediocres. La plantita necesita más sol del que podía darle el clima británico.

Traída a los países mediterráneos, su aclimatación en los mismos fue más rápida y eficiente, tanto que en breve se convirtió en la favorita de los balcones. Los que plantamos en macetas o utilizamos como borduras en nuestros jardines son de diversas clases:

Pelargonium zonale (Pelargonio zonale) – Geranio zonal erecto.

 
Pelargonium peltatum (Pelargonio de Hiedra) Geranio Hiedra colgante.
 
 
Pelargonium macranthum (Pelargonio papilonáceo) Geranio Pensamiento, de flores grandes en forma de mariposa.
 
 
Pelargonium Radula, Tormentosum, Odoratissimun, Capitatum, Citrodorum, querifolium, etc. (Pelargonio) Geranios de hojas aromáticas.

 
Veamos ahora, en general, como se utilizan las diversas clases de geranios. En el jardín, en plena tierra, utilizaremos la especie zonal de altura media, de un solo color y dispuestos por grupos para obtener diversas tonalidades cromáticas.

Se pueden obtener borduras colgantes con Pelargonium peltatum, que se utiliza encima de pretiles y en terraplenes.

Tan sólo en zonas muy soleadas es posible utilizar los geranios para formar arriates completos, mientras que en las regiones de clima riguroso es más conveniente enterrarlos con sus macetas. De manera que luego sea fácil sacarlos y ponerlos en invernadero tan pronto como el tiempo se haga menos clemente.

Así, pues, el cultivo ideal es en maceta, porque se presta a cualquier clima y la maceta puede ponerse fácilmente al abrigo en cuanto se hace necesario.

 
Para las ventanas son preferibles los geranios colgantes, aún cuando luego surjan dificultades para llevarlos al interior, sin embargo bastará colocar en un ambiente cálido, que puede ser incluso en la cocina, anaqueles en los que se colgarán los geranios un vez que se quiten de las ventanas.

 
Por consiguiente, para tener un balcón bello, que se vea desde fuera, escoger geranios hiedra; en cambio si queremos disfrutar de la plenitud de la flor en el interior de la casa, escoger geranios zonales, enanos o altos según os guste, de los que veréis fácilmente las flores. El geranio enano es el adecuado para interiores. Es posible colocarlo en cajoneras o en una jardinera, y existe una variedad pequeña que no sobrepasa los 15 cm de altura. Se le llama también geranio de salón. Tiene flores blancas, rosas y rojas y la temperatura de la casa hace que estén floreciendo continuamente, incluso durante la estación invernal.

 
Sin embargo, después de un periodo en el interior, que puede durar hasta 3 meses, estas plantas tienen también necesidad de aire nuevo y puro, de manera que será conveniente volverlas al aire libre y podarlas con mano experta.

Se abonan con productos minerales, suministrados con periocidad según el tipo de planta (por lo tanto haced que el floricultor os indique con precisión cómo hay que tratar los diversos ejemplares que se compren).

También la especie de flores grandes se puede cultivar en interiores y la floración es espléndida. Recodad, no obstante, que es una planta que de vez en cuando hay que dejar al aire libre y que el viento la perjudica.

Las plantas de hojas aromáticas agrupadas por esta denominación porque no tienen flores tan vistosas, sino más bien hojas bellas y de intenso perfume, sirven igualmente bien como elemento decorativo, y son también bastante robustas.
 
LA TIERRA

Se necesita tierra de jardín, arenosa, no muy ácida, que es necesario remover con bastante frecuencia para permitir una aireación correcta.

Para ciertas especies (sobre todo Pelargonium macranthum) es aconsejable tierra de matorral y tierra mezclada con arena y mantillo.

Es indispensable siempre un drenaje correcto, que permita respirar y eliminar el agua y la humedad en exceso. Remover de vez en cuando el terreno con ayuda de un pequeño “cultivador”, instrumento adecuado que se encuentra en el comercio.

La renovación de la tierra se efectúa a finales de invierno, pero no es malo añadir una capa de tierra fresca sobre las plantas a finales de junio.
 
EL PERÍODO DE PLANTACIÓN

Se plantan a finales de las heladas, al comenzar la buena estación.

En las regiones en que el invierno puede jugar malas pasadas y volver de improviso, es mejor esperar a que se afirme la estación buena. En la costa se puede plantar incluso en invierno. Es importante que durante los primeros días no estén expuestos directamente al sol, y que se protejan con hojas de papel. Después habrá que prestar atención al viento y a las posibles corrientes de aire: son muy útiles en estos casos las telas de polietileno, que por su transparencia permiten vigilar las plantitas sin descubrirlas.



LA EXPOSICIÓN

En el norte las plantitas de Pelargonio lo pasan bien a pleno sol, porque el clima resulta siempre más riguroso. En el sur, en cambio hay que colocarlas a medio sol, cuidando de que no están demasiado expuestas durante las horas más cálidas.

Necesitan sobre todo mucha luz y alguna hora de sol, especialmente por la mañana.

El geranio de flor grande es el que requiere mayor protección; crece muy bien bajo los pórticos y en zonas muy abrigadas. Si las plantitas no se exponen al sol, pero disfrutan de algunas horas al día de clima cálido, crecerán con hojas muy lozanas, mientras que de exponerlas al sol muchas horas tendrán hojas en menor número y menos brillantez, pero en cambio, presentarán mayor número de flores.



EL CLIMA

No apetecen la humedad, de manera que hay que protegerlas con un drenaje adecuado; con la colocación de ladrillos debajo de las macetas; aireando la tierra y procurando regarlas únicamente cuando la tierra esté realmente seca.

Así, pues, no son adecuados para los climas lluviosos, crecen bien cerca del mar, en climas secos y con aire salino.

LOS RECIPIENTES

Además de macetas en que se utilizan muchísimo, pueden ser cultivados en jardineras que tengan las medidas siguientes: 25 cm de alto y 30 cm de ancho. La longitud de las jardineras está subordinada al tipo de terraza.

Las macetas y jardineras han de tener un agujero de drenaje para el agua en exceso.

LOS RIEGOS

También estas plantas, como es natural, necesitan agua, pero la tierra de las mismas no ha de quedar nunca demasiado empapada. Para establecer una relación diremos que para una plantita en maceta de 10 cm de diámetro, bastará medio vaso de agua, que deja la tierra fresca y esponjosa, pero no sumerje las raíces ni impide su respiración.

Si queremos un riego perfecto, utilizar agua “reposada”, es decir, que haya estado en un cubo durante algunas horas, y no agua corriente; o bien agua ligeramente tibia, pero no calcárea.

No debemos regar nunca en las horas de sol, esperemos más bien a la puesta de sol, cuando las flores y las hojas hayan recuperado espontáneamente su frescura y vigor. Entonces se darán las condiciones para obtener el máximo beneficio que para ellas supone el agua.

Si se riega por la mañana es necesario tener cuidado de que las hojas mojadas no queden bajo la acción del sol.

LOS FERTILIZANTES

Los abonos dan a la planta la nutrición básica, pero es el estiércol el que permite que la planta vuelva a florecer.

Una nutrición racional no sólo permite a la planta florecer más veces, sino que la mantiene sana y apta para retoñar cada año.

Paralelamente a la preparación del terreno se efectúa la aplicación del abono básico. Se mezcla a la tierra mantillo y, por consiguiente, ya descompuesto y exento de impurezas. A continuación se añade abono mineral compuesto que sirve para equilibrar las diferentes acciones de los tipos de nutrición de la planta, la que se obtiene del terreno y la del abono orgánico.

Los abonos secundarios: sirven para devolver a la planta todos los elementos que se van dispersando y consumiendo; es una aplicación de abono que se repite cada 15 días y el producto listo para el uso contiene: nitrógeno, nitrato de sodio, amonio y potasio. Se disuelven estos polvos adicionales con arreglo a una receta específica del fabricante, en la dosis justa de agua, y se riega la planta siguiendo las indicaciones.

Las pulverizaciones hormonales: se realizan cada semana con la ayuda de un pulverizador, en las últimas horas de la tarde, evitando mojar las flores.



LAS ENFERMEDADES Y LA DESINFECCIÓN

La enfermedad más frecuente es una progresiva clorosis y ulterior desecación de las hojas, que finalmente se caen y la planta muere.

Contra este mal se actúa preventivamente espolvoreando de vez en cuando azufre coloidal, cuidando de no regar hasta el cabo de 24 horas. La operación se repite varias veces y cada 10 días (se procede como si se estuviera espolvoreando la planta).

Este procedimiento es también un remedio contra la enfermedad “blanco de las hojas”, (oídio) que mata las plantitas sobre todo en invierno, cuando están resguardadas en ambientes poco aireados y húmedos.



LOS PARÁSITOS

Los parásitos que son la pesadilla de todo jardinero, atacan también nuestros geranios; hay que eliminarlos pulverizando líquidos adecuandos.

El antiparasitario polivalente para geranios hace justicia sumaria a todos estos parásitos, animales o vegetales, que infestan las plantas.
 
LA MULTIPLICACIÓN

Por semilla: en primavera, en tierra fresca, pero no demasiado empapada, por el procedimiento habitual.

Cuando las plantitas tengan unos 5 cm de altura se trasplantan a macetas de 7 cm de diámetro. Al año siguiente las plantitas podrán trasladarse a otras más grandes.

Por estaca: A finales de agosto se recogen los brotes semi-leñosos de la parte central de la planta.

Las estacas se separan de la planta madre empleando un cuchillo afilado como un bisturí y evitando hacer desgarros. A continuación se dejan secar al aire libre durante unas horas. Se eliminan las hojas inferiores con ayuda del cuchillo o de unas tijeras, y a continuación se entierran las estacas en las jardineras preparadas para el caso, que se dejan a media sombra.

Al cabo de un mes aproximadamente las estacas habrán echado raíces y se podrán trasplantar a tiestos o macetas individuales donde recibirán pulverizaciones de productos hormonales muy convenientes para el desarrollo y la multiplicación.


EL INVIERNO Y LOS GERANIOS

Apenas aparece el frío, resguardemos nuestras plantas en un lugar apartado, muy luminoso y con una temperatura no inferior a los 10ºC. Una ligera poda no sobrará. Durante el reposo invernal nuestros geranios no necesitarán riego, pero no estará de más regarlos ligeramente para que la tierra se mantenga esponjosa y no se reseque. Ello dependerá mucho de la temperatura del ambiente. En primavera se aconseja una poda que reduzca la planta a unos 25 cm de altura.

Si se tiene posibilidad de ello pueden alinearse las plantas contra una pared y cubrir toda la altura de la maceta con hojas, tierra y turba. Después se cubre todo con un plástico transparente a fin de que las plantas reciban la luz del sol.


LOS CUIDADOS COTIDIANOS

El follaje: suprimir las partes secas y lesionadas, ya sea por estética, ya por el bien de la planta.

Ramas secas: eliminarlas por el mismo motivo.

El Terreno: Ha de quedar mullido y suelto. Libre de malas hierbas que quitan aire a los vasos.

PROPIEDADES:

El geranio posee numerosas propiedades terapeúticas: elimina toxinas, combate la ansiedad, la obesidad, es un buen anticelulítico, cura irritaciones de boca y garganta y es un perfecto rejuvenecedor. También está indicado para hemorragias nasales, pulmonares, hemorroides sangrantes y diarreas intensas. También se puede usar de forma tópica para enfermedades de la piel como dermatitis, eczemas supurantes, úlceras y otras inflamaciones. Para ello se usa a través de ugüentos que se aplican sorbe la zona afectada.


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